Publicado en ESdiario por Javier Melgar
El apoyo de Rusia a los populismos da un indicio de su plan para gobernar sin gasto militar: dejar que Occidente involucione y estar cerca para recoger los frutos.
Las crisis suelen implicar cambios en todos los sentidos. Muchos negativos, pero algunos positivos. Ocurre como en la evolución de las especies, a través del tiempo van apareciendo mutaciones hereditarias que degeneran en la extinción natural, pero si pones millones de años en la cocina de Darwin una de estas mutaciones aporta una mejora.
La situación actual geopolítica se presenta con una circunstancia paradójica, involución general que podría desembocar en la adaptabilidad de unos pocos frente a la mayoría. Estos dependerán de cómo se adapten a estas circunstancias para su supervivencia.
Hay dos formas de destacar; lo habitual es siendo mejor que el resto, pero puedes hacerlo de otro modo: que los demás se hundan quedándose uno mismo como está. Esta es la jugada maestra.
Tardará su tiempo, años, pero con paciencia y sin pegar un solo tiro, puedes llegar a liderar el planeta o al menos a recuperar tu lugar bajo el sol. Este lugar es donde Rusia siempre ha querido por estar, independientemente de su régimen político.
Los populismos
¿Por qué apoya Rusia a los populismos? He aquí la cuestión. Donde el populismo va triunfando, degrada al país lentamente, provoca una crisis tal en el país que lo practica, que va mutando hacia la involución.
A Rusia le conviene esta estrategia a largo plazo. En el siglo XX ha aprendido que, militarmente es caro e infructuoso; políticamente, arropando y dispersando el comunismo ha fracasado por la ruina que implica. ¿Cómo entonces volver a ser el imperio añorado, sin mucho gasto militar y sin demasiado esfuerzo?. Echando una manita a los populismos.
Primer plato, bajar del pedestal a USA. ¿Habría llegado Donald Trump al poder sin la ayudita de Rusia? Por muy mala que fuera la estrategia de campaña de Clinton, el frágil equilibrio lo rompió Rusia. Esta ayuda, no es el objetivo.
Desmembrar Europa
El estiércol sobre Hillary, dosificado en el momento adecuado es parte de la jugada, que Trump dirija los designios del país más poderoso del planeta, es lo aparente, pero lo más importante está por venir, la crisis generalizada que supondrá que este hombre maneje los hilos como un bebé con una marioneta: éste es el objetivo final.
Desmembrar Europa, el segundo plato. El magnífico trabajo del servicio secreto ruso está siendo el control del internet profundo, con este control se piratean de manera sutil las informaciones que suben a la superficie, se ayuda en lo que se pueda al populista de turno de cada país, evidentemente obstruyendo lo que no conviene al populismo y sacando a la superficie lo que sí.
Teniendo claro que al igual que en USA, en Europa, Rusia también irá coleccionando información privilegiada de aquellos a los que apoya, esto podrá comerse en los postres si fuera necesario.
El Brexit y Macron
Holanda lo olió a tiempo y tuvo que contar los votos a mano, a Macrón casi lo tenían pero el hackeo a su comité de campaña fue detectado, con el Brexit han triunfado, batalla ganada, pero la guerra todavía no.
Me sonrío cuando en los días previos de las elecciones francesas, Macrón recibía el apoyo de unos y de otros, pero Marine Le Pen, solo recibió 3 llamadas: Trump, Putin y Duterte. Este último, populista pero a lo bestia.
La esperanza china
Paradójicamente, podría ser China quien salve la situación en el futuro, hace pocos años nadie lo hubiera creído, pero ahora necesita a los mercados, no puede quedarse sin clientes en estos momentos y a la burguesía China le gusta ir al Carrefour.
Rusia aceleró su método “influencers” con la extensión de la OTAN a los países bálticos y el coqueteo, a veces fructífero, de la comunidad europea con antiguos países que componían el imperio soviético. Esto sí que no se perdona.
Como se dice en criminología, Rusia tiene un móvil, tiene la oportunidad y tiene los medios.
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